Mi primer contacto con este instrumento musical maravilloso fue hace muchos años. Mi querido primo Eloy hizo un viaje a India y pasó por Tibet y allí me compró un gran y grandioso cuenco nepalí. Desde entonces es uno de los instrumentos favoritos de mi colección. A todo aquel que pasa por casa le encanta escuchar y sentir, pues no sólo emite sonido, sino además una profunda e intensa vibración, este curioso instrumento.
Su sonido es rico en armónicos de los llamados "inarmónicos", es decir, no son las resonancias típicas que nos enseñaron en el conservatorio, no son do do sol do mi sol la si (b)... sino otras. Esto es debido a su construcción, una perfecta aleación de siete metales que le da ese característico color o timbre.
Dicen que los lamas se inspiraron en los siete planetas para cada metal:
Sol --- oro
Luna --- plata
Mercurio --- mercurio
Venus --- cobre
Marte --- hierro
Júpiter --- estaño
Saturno --- plomo
Y que cada metal simboliza algo, por ejemplo, el estaño la espiritualidad; la plata, lo interior, lo profundo... Interesante verdad?
Hay dos maneras básicas de tocarlos: bien dando vueltas con la maza alrededor del borde, presionando hacia dentro. Al principio no suena nada pero... insiste! poco a poco aparecerá el sonido fundamental, el famoso "ohmm" que dicen que es una onomatopeya de la propia respiración; bien percutiéndolo directamente con la baqueta, a más fuerte más armónicos obtendrás.
Lo utilizan con fines terapéuticos, y es cierto que tienen propiedades, ya que, de la misma manera que a través del sonido se puede hacer vibrar la estructura molecular de una copa fina de cristal y romperla, el sonido de los cuencos, por su sonido grave principal, penetra en tus órganos internos, masajeándolos, una especie de "puesta en vibración y relajación" de tu estómago, por ejemplo, como cuando un padre habla a través del vientre a su hijo/a no nacido aún. Está demostrado que perciben las vibraciones en forma de estímulo...
Hay de dos colores básicos, los más dorados proceden de Nepal y los más grisáceos de Tibet. Estos son los ancestrales. También últimamente se hacen también de color blanco, de cuarzo, y algunos los iluminan con velas y toman unos colores maravillosamente bellos.