Tiene que ver con un post concierto. Cuando debuté en la sala pequeña
del Carneghie en NY, al día siguiente salió una crítica en el NY Times. Y
no me lo esperaba porque el mismo día y a la misma hora tocaban Pollini
y Abbado en la sala grande. Nunca pensé que iría el crítico a lo mío. Y
lo festejé desayunando con champán. ¡¡Y el champán sabe fatal para
desayunar!! Ésa es la anécdota: niños y niñas, no toméis champán por la
mañana. Está malísimo.
MIGUEL BASELGA
Hay
muchas, desde luego, pero por citar una que hacía tiempo que no
contaba, en una ocasión, dando un concierto con una violonchelista, se
soltó la barra del pedal derecho quedando inútil y tuve que tocar la
primera parte casi completa intentando paliarlo a base de dejar más
tiempo los dedos pulsados. Un poco angustioso, la verdad.
ALBERTO GONZÁLEZ CALDERÓN
Pues tengo bastantes, pero quizás la que se lleva la palma fue en un concierto en Barcelona al aire libre, y que justo antes de empezar pasó una paloma por encima y dejó el teclado perdido.
ALBERT GUINOVART
Hace ya mas de una década, la Filmoteca de Canarias
me invito a participar en unas proyecciones de peliculas mudas canarias
ambientándolas con el piano, al más puro estilo de principios de siglo XX, fue una experiencia fantástica.
La
anécdota es que mi hermano mayor, Polo Orti (gran pianista) me había
avisado de tener cuidado ya que al comenzar la proyección el
piano se dejaba de ver debido al cambio de luz, y efectivamente, perdí
la vista de las teclas durante los primeros minutos y tuve que buscar
con las teclas negras para comenzar a tocar en Do de alguna manera,
jeje,
fue muy vertiginoso.
He de decir que la segunda anécdota es que yo no había visto la película
que estaba ambientando porque no me la pudieron enviar, así que la
ambienté a tiempo real, y eso fue sin duda una experiencia
irrepetible....
FERNANDO ORTÍ