La sordera suele venir poco a poco, tanto que puede que no se aprecie en sus primeras fases. Los músicos tenemos más riesgo que otras profesiones por la naturaleza especialmente sónica de nuestra labor.
Hay que concienciarse de la importancia de trabajar en entornos acústicos seguros. Tocar un instrumento, estudiarlo, ya es en sí un elemento a tener en cuenta debido a la gran cantidad de horas de exposición que se le dedica muy muy cerca de la fuente de emisión de volumen, que a veces supera en decibelios los cien, una cifra que se traduce en una posible sordera al cabo del tiempo.
El canto, el piano, la trompeta, etc... pueden superar esta intensidad, ya de por sí muy alta... Por eso es importante trabajar con descansos, no tocando excesivamente fuerte cuando el estudio de una obra no lo requiera (a veces ni requeriéndolo, en mi opinión), no exponerse demasiadas horas a entornos insanos, es decir, en lugares con mala acústica (reverberación excesiva, por ejemplo) o mal aislamiento...
El ruido puede ser, a mi modo de ver, de doble consideración: sonido no deseado (aunque suave) continuo, o sonido de gran intensidad. Tan peligrosos son unos como otros!
Os dejo enlaces para que os cercioréis de la importancia de lo que hablamos: