Hoy me he levantado conociendo la luctosa noticia acaecida recientemente en un pueblo de Castellón sobre el asesinato de un hombre a manos de otro supuestamente "porque le molestaban los ladridos del perro".
Causa estupor además de consternación. Da que reflexionar hasta qué punto quizá una suma de factores como una riña, el calor histórico registrado ayer, que sucediera a la hora tradicional de "la siesta", una costumbre hispánica de dormir después de comer, más sonidos pudieran desembocar en esta tragedia!
Nadie tiene el derecho de hacer nada semejante. Pido a los que me lean serenidad, inteligencia y autocontrol a la hora de actuar si perciben molestias por ruidos y prudencia a los que los emitan por encima de los niveles legales. En este caso, los animales, que no son seres racionales, fueron los inocentes emisores, aunque aquí fue el humano el que demostró estar por debajo en la escala racional!
Sólo he querido reflejar una circunstancia que me ha llamado mucho la atención, que el hecho desembocante supuestamente fuese, según los medios que he consultado, exceso de sonido!
Ojalá nunca se repitan unos hechos similares!