Hoy quiero traer a colación aquí esta escala tan típica de los pueblos más al norte de Grecia. Podemos escuharlo por ejemplo, en el folklore rumano o húngaro.
Se correspondería con la escala de fa en teclas blancas o cualquier escala mayor con el cuarto grado alterado ascendentemente un semitono. Muy interesante para improvisar sobre acordes de esta naturaleza (recordemos que el dominante siempre es/suele ser :) un acorde con tercera mayor, tanto en el modo mayor como en el menor).
Se ha utilizado muchísimo en música de cine, hasta la saciedad, para crear efectos "mágicos", "encantadores", "especiales"... esto lo tendría en común con la escala hexátona, cuyos cuatro primeros sonidos comienzan igual... Es un modo que da una sensación positiva, vigorizante... Uno de los ejemplos más característicos sería el comienzo de "Los Simpsons", o de la canción "María" de L. Bernstein.
Hay que recordar que cuando se habla de lidio actualmente se está utilizando terminología antigua, griega, aplicada a escalas más modernas, procedentes de la tradición de los octoechos bizantinos, que dieron lugar a los modos gregorianos, medievales. Para Aristóteles tenía un carácter "lastimoso", lo que ahora vendría a ser el modo menor... Es curioso cómo con el paso de los siglos los significados musicales pueden hasta invertirse. Otros ejemplos célebres serían el "Che faró senza Euridice" de Gluck y el estudio 3º del op. 10 de Chopin, apodado "Tristeza", ambos en modo menor pero ejemplos de las sensaciones contrarias (quizá por su tempi, su dinámica, etc...)
Hay que tener en cuenta que en los textos griegos no se corresponden los nombres actuales con los significados musicales antiguos(por ejemplo, el dórico actual sería re en blancas y el dórico griego citado en el texto mi en blancas), pero lo traigo como ejemplo claro de "ethos" o carácter moral de una escala... Esto de las "resonancias" extramusicales o los usos concretos de una determinada música en un ámbito determinado vemos que viene "de lejos" :)
Aristóteles: Política · libro quinto, capítulo VII
"En cuanto a la armonía dórica, todos convienen en que tiene más gravedad
que todas las demás, y que su tono es más varonil y más moral.
Partidarios declarados, como lo somos nosotros, del principio que busca
siempre el término medio entre los extremos, sostendremos que la armonía
dórica, que es la que tiene este carácter entre todas las demás, debe
ser evidentemente enseñada con preferencia a la juventud. Dos cosas
deben tenerse aquí presentes: lo posible y lo oportuno; porque lo
posible y lo oportuno son principios que deben guiar a todos los
hombres; pero la edad de los individuos es la única que puede determinar
lo uno y lo otro. A los hombres fatigados por la edad les sería muy
difícil modular cantos vigorosamente sostenidos, y la naturaleza misma
les inspira más bien modulaciones suaves y dulces. Así es, que algunos
autores, que se han ocupado de la música, han echado en cara a Sócrates,
y con razón, el haber proscrito las armonías dulces de la educación,
con el pretexto de que sólo eran propias de la embriaguez. Sócrates se
ha equivocado al creer que tenía que ver con la embriaguez, cuyo
carácter consiste en una especie de frenesí, mientras que el de los
cantos no es más que el de una dulce dejadez. Cuando llega la época
próxima a la edad senil, es bueno estudiar las armonías y los
cantos de esta especie, y hasta creo que se podría encontrar entre ellos
uno que convendría perfectamente a la infancia, y que reuniría a la vez
la decencia y la instrucción; y a nuestro juicio tal sería con
preferencia a cualquiera otro el modo lidio. Y así en punto a educación
musical, se requieren esencialmente tres cosas: primero, evitar todo
exceso; segundo, hacer lo que sea posible; y finalmente, hacer lo que
sea oportuno."
Hay que recordar que es el modo que suele aparecer, justo después del jónico o del eolio, en las sonatas clásicas (y al final lo típico es encontrar el mixolidio). El modo que genera la "acción", que mueve la obra generando la tensión, el puente entre un personaje A y un personaje B que empieza a constituir la llamada por Rosen "disonancia estructural".