A diferencia de los libros anteriores del pianista y profesor Albert Nieto, cuya temática era específica (digitación, pedal de resonancia, contenidos de la técnica pianística, la clase colectiva, la gestualidad expresiva), este copioso trabajo, cuyo título completo es Tecleando: reflexiones sobre el mundo del piano y del conservatorio, constituye todo un compendio de muy diversa temática. Simpático título que refleja la dualidad de dos de las facetas de su autor: interpretar e investigar con un teclado de por medio.
Por un lado, contiene nociones básicas de técnica pianística (gama de ataques de brazo y de dedos, riqueza tímbrica, sonido residual, la continuidad sonora, digitación y percepción táctil, técnica polifónica, bifurcaciones y variantes, esqueleto armónico), así como la aplicación de la técnica directamente a diversas piezas de todos los niveles, incluyendo el análisis musical completo de obras de Bürgmuller, Bach, Grieg, Albéniz…
Por ejemplo, de este último autor, se plantea Almería en forma de “unidad didáctica”, útil como modelo para una prueba de oposición. Otros temas pianísticos de ámbito general, son la importancia de la memorización y de la programación.
Por ejemplo, de este último autor, se plantea Almería en forma de “unidad didáctica”, útil como modelo para una prueba de oposición. Otros temas pianísticos de ámbito general, son la importancia de la memorización y de la programación.
Un capítulo muy personal y estimulante del profesor Nieto es el titulado “Soñar en el piano”, donde relaciona diferentes diseños y armonías con diversas imágenes: la salida del sol, la reflexión, despertar de un sueño, la muerte y el diablo.
Por otro lado, se tratan en el libro aspectos del ámbito musical general, como son la lectura a vista, improvisación, solfeo, imagen estética (trasfondo expresivo de las obras, que titula con el sugerente “mágico poder de la imagen musical”, y que tiene repercusión directa en el resultado sonoro), expresividad gestual (¿por qué están tan serios los alumnos mientras interpretan piezas de carácter alegre?), la música contemporánea, la música de cámara, el piano complementario, y de otras actividades tan necesarias para la formación de los alumnos: presentación de las obras, conocimiento de los intérpretes y la lectura de libros.
Destacaría especialmente el titulado “Paseo musical”, tan obvio en importancia como a menudo olvidado en la enseñanza. En el trasfondo de varios de estos capítulos subyace la importancia que tiene la motivación del alumno para el estudio del instrumento y proseguir con él.
Destacaría especialmente el titulado “Paseo musical”, tan obvio en importancia como a menudo olvidado en la enseñanza. En el trasfondo de varios de estos capítulos subyace la importancia que tiene la motivación del alumno para el estudio del instrumento y proseguir con él.
También se abordan en el libro aspectos relacionados con la vida en el conservatorio, como las relaciones entre compañeros (en el capítulo titulado tan explícitamente “La utopía del trabajo en equipo o ese dios que llevo dentro”), la “imperfecta” evaluación de los alumnos, la moda del ERASMUS, el desinterés cultural de los alumnos y la complejidad de la selección de su profesorado. Es de agradecer que el autor se posicione abiertamente sin complejos ante temas tan polémicos, aunque estemos o no de acuerdo en todos sus postulados.
El libro se complementa con una sección, en la que se rinde homenaje de admiración y cariño, a partes iguales, a diversas personalidades de la música (pianistas, compositores y profesores) que han contribuido de manera importante a configurar su formación como músico y como persona: especialmente la pianista catalana Rosa Sabater y el pianista belga, profesor del conservatorio de Amberes, Frédéric Gevers.
Otras personalidades homenajeadas son Eric Heidsieck, Maria Curcio, Christopher Elton, Lazar Berman, Boris Berman, Almudena Cano, Elza Kolodin, György Sándor, György Sebök, Rita Wagner, Ferenc Rados, Jacques Chapuis, Xavier Montsalvatge, Francisco Llácer Pla, Juan Hidalgo, Carmelo A. Bernaola, Joan Guinjoan, Ángel Oliver, Salvador Brotons y Carles Riera. De todos ellos se comentan sus bondades y alguna que otra curiosa anécdota.
Otras personalidades homenajeadas son Eric Heidsieck, Maria Curcio, Christopher Elton, Lazar Berman, Boris Berman, Almudena Cano, Elza Kolodin, György Sándor, György Sebök, Rita Wagner, Ferenc Rados, Jacques Chapuis, Xavier Montsalvatge, Francisco Llácer Pla, Juan Hidalgo, Carmelo A. Bernaola, Joan Guinjoan, Ángel Oliver, Salvador Brotons y Carles Riera. De todos ellos se comentan sus bondades y alguna que otra curiosa anécdota.
La última sección se centra en los alumnos del propio Albert en los que mejor se reconoce como profesor y a los que ha transmitido el legado heredado de sus maestros, garantizando de ese modo la pervivencia de sus conocimientos y –sobre todo– su actitud hacia la música.
El prestigioso compositor y gestor José Luis Turina es quien ha elaborado un extenso y meticuloso prólogo, donde destaca la personalidad tan polifacética de Albert Nieto, y que cierra citando la declaración de principios con la que abre el autor del libro su página web:
«Es una gran suerte que pueda desarrollar mis inquietudes y sentir que aporto algo a la sociedad. Mis anhelos se centran en la interpretación, la pedagogía, la investigación, la creación y la divulgación musical, y es muy gratificante poderlas compartir con los demás».
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