Como dice la noticia de hoy, una incorrecta salud auditiva puede provocar insomnio, ansiedad y depresión.
Es crucial que la sanidad pública (de manera normalizada, generalizada, extendida a todos los ambulatorios y hospitales de todas las ciudades) tome cartas en el asunto y aborde seriamente esta necesidad sanitaria de los que trabajan en profesiones relacionadas con el sonido, como los músicos o los profesores de música. No deberían estar ni un mes más desamparados ante su dolencia profesional específica.
Os comparto una noticia de la máxima envergadura (¡con la salud no se debe jugar nunca!). Mi opinión es que es inadmisible que una dolencia (mucho más que una molestia) tan extendida sólo sea atendida adecuadamente en la sanidad privada: