Ensayo y error,
repetir y repetir, hasta la saciedad, y cuando se han superado con creces
las míticas 10.000 horas de vuelo, de repetir y repetir hasta el
aburrimiento... Y cuando los vecinos están clamando al cielo por una
mudanza...
Y entonces el músico, sí, tú entras en el secuestro que te ofrece la alquímica perfección, y te olvidas de la creación, no la de Dios, dios… te olvidas de tu creación, no de algo transcendente, te olvidas de crear transmitir la emoción, del pathos: ‘la íntima emoción presente en una obra de arte que despierta otra similar en quien la contempla.’
‘Así, la profundidad del objeto estético se define
por la propiedad que tiene de afirmarse como objeto, pero también de
subjetivarse como origen de un mundo. Y nosotros penetramos en este
mundo por el sentimiento.’ Fenomenología de la Experiencia Estética,
Mikel Dufrenne.
Aunque me gusta huir de clasificaciones que lo
único que consiguen es encorsetar la realidad, y en el caso que nos
estamos zambullendo, la música, me encuentro con dos concepciones
completamente contrapuestas y antagónicas respecto al significado de la misma:
1. La música ‘no significa nada’, ‘no tiene significado’,
o lo que significa es algo puramente musical y no-descriptible en
términos no-musicales.
2. La música tiene un significado de tipo tal que posee en común con la vida, fuera de la música.
‘Entre la rosa y el clavel, su Majestad escoja’.
Yo,
con coherencia con mi concepción del coaching como una metodología que
favorece la transformación del ser humano a partir de un conocimiento de
su esencia revestida de ‘pendejos’, un coaching ontológico, un coaching
de liberación, entiendo la música alejada de ese purismo, esa ortodoxia
propia de sociedades cerradas, de mundos privados, donde únicamente
pueden acceder los iniciados, una especie de logia pitagórica.
Para mí…
… la música nos posibilita otra vía de aprehender la realidad,
una vía donde se suman aspectos lógico-matemáticos y emocionales. Es un
proceso alquímico de comunión con mi realidad.
Ese es el reto que
tiene el músico cuando se sienta en su banqueta enfrente de ese
teclado-dentado, sintiendo la amenaza de ser devorado por una
creatividad sin sentido, y que necesita rellenar ese vacío existencial
con una cascada de excelencias musicales.
¿Y tú qué piensas?
Vicente López Mateu