Tampoco tantos aplausos después de la sinfonía porque los aplausos pueden borrar el recuerdo.
Jazz, todas las cacerolas llenas de contento.
El viejo parece que está oyendo música siempre.
El director de orquesta aletea sin alas.
El ruido del reloj es que os está cavando la fosa.
La ametralladora suena a máquina de escribir de la muerte.
Al quitarse el collar y dejarlo sobre el velador, suenan sus perlas a esqueleto de los besos muertos.
El banjo nació de una raqueta y una mandolina.
El esqueleto nos sostiene como el atril sostiene la partitura.
Los pasodobles debían tener dos autores.
(Ramón Gómez de la Serna)