Es curioso observar la distinta consideración social e institucional que tienen los deportistas de élite y aquellos estudiantes que dedican un número similar, si no mayor, de horas a su perfeccionamiento profesional en los conservatorios profesionales de música.
Si hacemos una comparativa de ambos veremos que:
-entrenan regularmente de manera intensiva durante muchos años mientras compatibilizan sus estudios oficiales de primaria/secundaria/bachillerato
-dedican tiempo/esfuerzo/dinero a asistir a cursos, participar en eventos de perfeccionamiento (en el caso de los aletas competiciones, en el caso de los músicos concursos, conciertos, cursillos, etc…)
Todas estas actividades tienen una finalidad que es la profesionalización de ambos.
Quizá la única diferencia es que unos trabajan con los músculos grandes (deportistas) y otros con los músculos pequeños (instrumentistas).
El agravio comparativo es que los deportistas de élite tienen ventajas en cuanto al acceso a la universidad mediante cupos de plazas a ellos reservadas y además becas específicas (en proporción) para que puedan seguir compatibilizando su actividad de élite con los estudios universitarios.
¿Por qué esto no sucede con los “atletas de músculo pequeño”, como se ha definicido ciertamente a los músicos?
Ellos, los músicos, se ven en la tesitura de tener que hacer la selectividad sin reserva de ningún tipo de plazas en las carreras y además en muchas ocasiones en el mismo mes preparar una prueba de acceso a las Enseñanzas Artísticas Superiores.
¿Hasta cuando social e institucionalmente se va a seguir sobrecargando al músico, "tensando la cuerda” y discriminándolo frente a otros colectivos?
Además, si un estudiante de bachillerato obtiene una Matrícula de Honor está exento del pago de tasas universitarias del primer año y no así si accede a los estudios superiores de música. Sumésele también, (o réstele, hablando en puridad) que en la universidad si se obtiene Matrícula de Honor en las asignaturas de la carrera se le descuenta el número de créditos que tendría que pagar en el siguiente curso, no así en los conservatorios superiores, en los que la obtención de Matrículas de Honor no exime del pago de la totalidad de las tasas el curso siguiente.
Creo que ya es momento de que los estudiantes de Enseñanzas Profesionales y de Enseñanzas Artísticas Superiores obtengan la misma consideración institucional que los deportistas de élite o los meros estudiantes universitarios. Una solución sería integrar a la música en la Universidad. En mi opinión, es una reivindicación histórica que los alumnos deben continuar espoleando.
Más información:
Decreto deportistas élite